Entrevista a Feria en la Rockdelux
Noticia de Feria (14-12-2005) |
Entrevista de Nando Cruz y foto de Alicia Aguilera publicadas en el número de Diciembre de la revista Rockdelux. (En la versión impresa, los nombres de las componentes de Feria estaban confundidos, por lo que hemos decidido corregir este error aquí.) |
Todo empezó con una mentira
Texto: Nando Cruz. Foto: Alicia Aguilera
Feria, las tres de la foto, son el 75% de Les Biscuits Salés, el cuarteto barcelonés que firmó "Ese pedazo de onda" y que, por cierto, nació de una mentira. Un chico le dijo a Helena que tenía un grupo. Ella se lo tomó como una provocación y respondió: "Pues yo tengo otro". Después no hubo más remedio que seguir con la farsa. Pero para Marta eso ya entra dentro de lo normal. "Todo el mundo quiere montar grupos cuando tiene 18 años. Bueno, todo el mundo menos vosotros". Nosotros somos los periodistas. Y ellas, Feria, no están habituadas a tratarnos. Su rodaje actual se limita, dicen, a una entrevista por e-mail y otra por radio. Hemos quedado en Barcelona un domingo por la tarde, como las parejas de antes, y ante la disyuntiva de ir a una cafetería (lo de siempre) o dar un paseo por los jardines del Hospital de Sant Pau, optamos por lo segundo. Mientras buscamos un rincón, ellas aprovechan para contarse las aventuras del fin de semana. No suenan muy apasionantes; y desde luego, nada apasionadas.
La tensión de la cita es tan palpable que cuando Marta me pregunta si las voy a invitar a tomar algo, me ruborizo. "Es que a mí lo de hacer una entrevista me suena a que me van a llevar a cenar o algo así", dice. Helena opta por el ataque preventivo. "¿Te ha gustado el disco?". "Un poquito", respondo con ironía, más que nada para marcar el terreno. En su web han colgado una elogiosa crítica que escribí semanas atrás de "Feria" en 'El Periódico de Catalunya', así que la pregunta está fuera de lugar. Pero Helena sigue a lo suyo: "No nos pongas mal porque si no te pondremos mal a ti en el próximo disco". Un encanto.
Escogemos un banco de piedra y su disposición no puede ser más sintomática. Marta y Helena se sientan en el extremo opuesto al que yo ocupo, apoyándose cada una contra la espalda de la otra en plan Géminis. Son hermanas. Elisa prefiere el suelo. Detrás de mí, fuera de campo, está Carlos Ballesteros, voz de Hidrogenesse y relaciones externas del imperio Austrohúngaro. Considerando que el banco apenas mide dos metros, es un mérito haber logrado tanta distancia. Vale, yo tampoco pretendía intimar. Dicen que si hay algo de que hablar, hablan; y que si no, hablan por hablar. Pero les digo que vengo sin grabadora ni cuestionario porque me ha llegado el rumor de que no les gustan las entrevistas. "Bueno, eso depende de las preguntas", replica Helena. Ha pasado sólo un minuto y ya me he arrepentido de mi temerario plan. Pero insisto: hablemos de lo que sea. "¿Y de qué hablamos?", pregunta Marta.
No le veo mucho sentido a hablar de música. Ellas no componen, sino que exponen frases e ideas a Genís Segarra (Astrud) y Carlos Ballesteros para que les den forma de canción. "Me ponen los museos" pasó meses siendo sólo esa frase. La idea de "Robbie Williams" era grabar un canon con la melodía de Nokia. Y el plan de "Estamos aquí", aunque parezca mentira, es encontrar novio. "Necesitamos cariño y, sobre todo, números de teléfono de chicos", reconocen. La canción suena tuberculosa e incómoda. Esa voz que parece tratada con un ordenador hundido en una fosa séptica es la de Elisa. Un día de invierno que se despertó muy constipada corrió a grabarla.
El parto de "Feria" tenía que ser largo, lento y costoso. Son mujeres complicadas y ocupadas. "No comment", versión de Serge Gainsbourg, a punto estuvo de ser un single hace tres años. En ella se declaran abiertas a infinitas prácticas sexuales. En "Alexei Nemov/50 Cent" imaginan tórridas citas con el gimnasta ruso y el rapero negro. "Feria" podría ser el mensaje en una botella lanzado desde una isla llamada Feria. Y si el mensaje tiene tela, la botella ni te cuento. Es una producción turbia y elaborada que diagnostica las subidas de fiebre y los bajones de ánimo del trío y las arropa con fermentadas secuencias de ritmos y efectos. Más que asistencia musical parece la libreta de notas de un médium.
En los cinco años que han tardado en grabar estas trece canciones, Feria han conseguido desesperar a Genís. Sobre todo Helena, quien se declara muy exigente consigo misma y lo dice con la determinación de una modelo de anuncio de champú. Pero también ellas tienen quejas de la producción: "Nos han metido cosas que dijimos que no pusieran". Claro que ni siquiera el trío estaba de acuerdo en todo. "Feria" suena a música de vanguardia hecha en un caótico piso de estudiantes alquilado por Laurie Anderson.
"¿Y cuánto te han dicho que tienes que escribir de nosotras?", suelta Marta. "Una página", respondo. "Ay, pobre", exclama, con tono maternal. Intento tranquilizarla explicándole que su disco me permitiría escribir una docena. Entonces oigo por abajo: "Pues a mí eso no me parece bien porque todo son como chistes, cosas que no están muy pensadas. Detrás no hay una reflexión sobre la mujer amargada ni nada así", aclara Elisa, desde el suelo pero con firmeza. "Aunque, claro, cualquiera puede sacar una tesis filosófica de cualquier tema", añade Marta con desprecio. Sin pretender tanto, yo veo en "Feria" mucho más que un disco de chistes. Y si alguien escribe que sólo es eso seguro que se ofenden. Además de humor, hay ternura, calentura y cultura. También frialdad, ansia, dudas, tristeza... "Hombre, la de la peluquería sí es un poco triste", acepta Marta. Esa canción, "Cabeza negra", se nutre de frases que usan las peluqueras con las dientas poco agraciadas. "Más que chistes son cosas que se nos ocurren, sin más", aclara Elisa, dejando la puerta abierta a lo que pudiera ser un brote de genialidad.
Helena es quien más cree en Feria; es su gran plan. Marta combina con más sentido común la certeza de estar metida en un grupo único con la sospecha de que fuera de su círculo pocos lo entenderán. "No me atrevo a poner el disco a según qué amigos", dice. Y con eso dice mucho. Elisa, igual: "Les pongo un trozo de una, paso a otra, me salto tres más y al final digo: 'Bueno, más o menos es así'". Pero ella no es una chica ambiciosa: "Para mí, que Alicia Aguilera nos haga unas fotos ya es una alegría".
Total, que pulso disimuladamente el botón de la grabadora que llevo escondida en el calcetín y empezamos la entrevista.
Rockdelux 235 (Diciembre, 2005). | Enlace: |
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